El infierno de mirar a fuera
No sé en qué punto de auto conciencia estás ahora mismo tú, que estás leyendo esto. Así que estas palabras te resonarán en mayor o menos medida.
No obstante estoy segura de que, inevitablemente, te resonarán en un grado u otro.
No conozco a nadie que se salve de haber estado buscando fuera de sí mismo la causa de su infelicidad y, asimismo, la solución a sus problemas.
Ya sea en el terreno de las relaciones, del trabajo, las finanzas o lo que sea.
Un mal común
Solemos delegar en algo externo (circunstancias, otras personas…) la responsabilidad de nuestro bienestar o la culpa de nuestra infelicidad.
Omitimos nuestra capacidad de decisión y actuación.
«Cuando pase tal cosa, haré tal otra», «Cuando reconozcan mi valor me sentiré bien», «cuando disponga de más tiempo haré aquello que hace tiempo quiero hacer…».
En fin, ya pillas la idea.
Y, desde luego, no conozco a nadie que, debido a ese enfoque en su vida, no se haya sentido decepcionado, frustrado, enfadado y agotado.
Creo que en el fondo sabes que se trata de una lucha sin fin.
Puede que ya estés harto de escuchar aquello de «la felicidad está en el interior» o algo semejante y, aunque te pueda cuadrar, no acaba de ser una realidad en tu vida ni sabes si realmente tiene sentido.
No acabas de tener claro sin funciona y ni siquiera si es posible.
Quizá sospechas que es un consuelo para tontos.
O una mezcla de todo lo anterior.
Lo cierto es que, bien entendido e integrado, el arte de mirar hacia dentro es la libertad máxima y acaba siendo la respuesta a todo, incluso a las circunstancias externas.
En tu mundo mandas tú
El único lugar dónde tienes un poder directo es en tu interior. Tu percepción, la manera en la que te cuentas las cosas.
Ese es tu territorio, tu propiedad.
No le pertenece a nadie más que a ti el gobierno de ese «lugar».
Y, cuando de verdad te olvides de intentar controlar lo que ocurre fuera de ti, pero te hagas cargo en serio de lo que ocurre dentro, ocurrirá algo muy irónico.
Verás acoplarse con armonía las circunstancias externas a esa nueva armonía que reina dentro de ti.
Como es adentro, es afuera.
Tu poder y tu fuerza se encuentran donde se encuentra tu atención.
Es la “gasolina” necesaria para que toda la maquinaria se ponga en marcha.
Y la pura verdad es que en tu atención mandas tú y nadie más, aunque necesites un poquito de entrenamiento para dirigirla correctamente,
Pon tu atención en ti.
Ocúpate de comprender y reparar los conflictos que allí encuentres y olvídate del mundo.
“Haz todo lo que puedas y desapégate del resultado”.
Enric Corbera
La «cotorra»
Para seguir desarrollando ésta idea, ahora vamos a centrarnos en el principal responsable de este mecanismo que se despliega desde que nos levantamos y nos acompaña durante todo el día.
He decidido ponerle este nombre —cotorra— a esa entidad molesta que habita dentro de nosotros y que coge el mando como si fuera la dueña de nuestra mente.
Nos habla constantemente con amenazas de drama y consejos de prudencia.
He leído a autores que le han puesto múltiples nombres: “el saboteador”, “la charlatana”, «la vocecilla», “el tonto del culo…”
No importa. Hacen referencia a lo mismo, aunque sí me parece útil ponerle un nombre para localizarlo y situarlo fuera de nuestra verdadera identidad; dejar de identificarnos con él.
En última instancia, el que nos habla no es otro que el mismísimo Ego.
¿Qué es el Ego? ( Y qué no es)
El Ego es aquello que ha suplantado nuestra verdadera identidad. Es un impostor que se hace pasar por nosotros y nos tiene engañados la mayor parte del tiempo.
Es muy astuto, además, porque adopta multitud de formas y, cuando te crees que lo has echado de tu mente, entra por la puerta de atrás.
Tú no eres tu Ego.
Como cualquier componente adverso en nuestra vida, no se puede erradicar luchando contra él.
Si te ves inmerso en una batalla de éstas, si te fijas, comprobarás que ese que lucha contra el Ego, vuelve a ser el Ego, —el único que puede sentirse amenazado—. A esto me refiero cuando digo que entra por la puerta de atrás.
No tiene, pues, sentido luchar contra él. Lo que de verdad tendrá un alto impacto en tu realidad es que lo observes sin miedo, con amor incluso.
Lo que te va a funcionar es que lo integres totalmente en tu vida y tu corazón y, desde ahí, desde ese nuevo lugar, lo transformes.
Este artículo me ha quedado muy largo, así que lo he dividido en dos partes.