CARTA DE AMOR INCONDICIONAL A TI MISM@

Lo que ahora sigue es un texto inspirado que pretende ser una firme declaración de intenciones que te ancle a tu mejor versión en los momentos en que los vientos soplan en contra y amenazan con sacarte de tu camino.
Ojalá y te consuele, te dé fuerzas y te ayude a colocarte ante la adversidad en una Posición de Poder que te permita aprovechar los momentos oscuros para crecer, para conocerte más y más. Para, en definitiva,

De nuevo en esta oscuridad ya conocida. 

En esta ocasión, decido pararme y mirar de frente a ese «monstruo» que siempre me intimidó.

Hoy le planto cara.

Decido respirar y sentirme, a pesar del apremio de emociones y pensamientos que me empujan a la lucha, a la desesperación y a la urgencia.

Hoy me paro y lo siento todo sin trabas. Sin filtros. Sin huidas, sin la búsqueda de ningún tipo de paliativo.

Hoy renuncio ya a excusarme, a culpar a nada ni a nadie. Renuncio a sentir lástima de mí mism@ o a planificar en la fantasía de mi mente cualquier tipo de venganza.

Más allá de la situación concreta que me ha traído hasta aquí hoy, reconozco en la seguridad de mi intimidad, que ésta es una sensación conocida. Un espacio en el que he estado entrando sistemáticamente desde siempre sin entender cómo entro y cómo salgo. 

Pero, aunque las circunstancias detonantes han ido variando, ese espacio está en mi interior. Ya lo asumo como propio y me dispongo a comprender cómo entro para aprender a salir a voluntad. O, incluso a poner orden dentro de ese espacio que parece caótico, oscuro y hostil.

Yo puedo iluminarlo con mi presencia. Y eso voy a hacer a partir de ahora.

He estado huyéndole, esquivándolo… He intentado levantar un muro entre ese espacio y yo.

Nunca funcionó.

Es como una sombra agazapada acechándome constantemente, dispuesta a atraparme en un momento de distracción.

Así que hoy dejo de correr despavorid@ y sin rumbo.

Hoy me quedo a sentirme sin criba. Sin miedo ni rechazo, puesto que esto forma también parte de mí.

Así pues, asumo la responsabilidad absoluta de mi sentir. No para culparme, si no para dejar de ocupar una posición de víctima que nunca fue real. Para empezar ya a colocarme de una vez y para siempre en el lugar del mago artífice de mi vida que siempre me correspondió.

Si rechazo una parte de mí, renuncio también a parte de mi Poder.

No puedo transformar ni moldear nada sin antes aceptarlo plenamente en su estado actual.

Y, para crear consciente y libremente lo que quiero a partir de ahora en mi vida, necesito aceptar de lleno cualquier realidad actual (interna y externa) como creación mía del pasado. 

Quizá no se trata de una creación consciente y deliberada, sino accidental. Pero es mi creación al fin y al cabo.

Así que decido dejar al fin de apuntar con el dedo a nada externo a mí como culpable de mi malestar. Y decido, por lo tanto, dejar de ceder mi Poder.

Hoy renuncio al alivio temporal y engañoso de ser una víctima desvalida cargada de razón y expuesta a la injusticia.

En lugar de eso, asumo la responsabilidad absoluta y sin culpa y me lleno a mí mism@ de mi propia paciencia, aliento y fuerzas para levantarme de nuevo.

Pongo mi mejor disposición para aceptar el «error» como el aprendizaje valioso que siempre fue.

Asimismo, me dispongo también a aprender a considerarme merecedor de todo lo bueno, y renuncio al sufrimiento constante como forma inconsciente e indirecta de recibir ayuda o compasión. De cualquiera, incluso de mí mism@.

Hoy tomo la determinación inamovible de no dejar que la ilusión de que hay un «afuera» que puede dañarme sin mi permiso, me confunda y me haga, una vez más, querer escaparme de mí; querer soltar las riendas que siempre me pertenecieron.

Ha llegado el momento de mirar de frente, de quedarme de pie, sosteniendo este sentimiento. De respirar hondo y simplemente dejar que me atraviesen las sensaciones, las emociones. Sin amedentrarme ante ellas nunca más. 

Sin excusas, sin huidas, sin achacar este sentimiento a nada que provenga de mi exterior. 

Se trata de una intensidad únicamente equivalente a mi capacidad de lidiar con ella.

Ha llegado el momento, también y al mismo tiempo, de anclarme a un lugar de mi consciencia en el que soy capaz de sentir todos estos tumultos sin que me arrastren en contra de mi voluntad a un lugar indeseado.

Lo sé. 

Hace tiempo que montones de teorías pueblan mi intelecto. Me gustan, me encajan, me sirven. Sin embargo, sé que en momentos críticos parecen solo un eco lejano. 

Hoy elijo que todo este conocimiento va a calar en mí paulatina e inexorablemente y van a dirigir mis pasos. Va a ser el modo en que viva a partir de ahora y cada vez más.

Me comprometo en cuerpo, mente y alma.

Aún y que la duda me visite. Aún y que sienta la tentación de sentirme como siempre. De contarme lo de siempre y de hacer también lo habitual en mí.

Hoy ya emprendo un camino distinto, incierto y lleno de posibilidades.

Me atrevo a honrar esta experiencia que es la Vida sin aferrarme a nada que me proponga una falaz certidumbre. Sin un techo que limite mi vuelo.

Así lo decido aquí y ahora.

P.D.

Si este texto moviliza algo en ti... Si sientes que apunta hacia un posicionamiento que quieres hacer tuyo e integrar... Te dejo aquí abajo un enlace descarga a este texto en PDF para que te lo guardes y puedas tenerlo a mano cuándo pueda serte de utilidad. No has de inscribirte en ningún sitio, solamente hacer clic en el botón de abajo y, descargar en la opción que encontrarás el la parte superior derecha con el icono de descarga:

Te mando un fuerte abrazo y nos vemos en el próximo contenido.

Desde 2014 liberada de una enfermedad "crónica" gracias a un proceso de transformación interior. Desde 2015 acompañando a otros a recorrer un camino similar al que hice yo.

Mi Consulta Online

Mis libros

© 2023 Cristina Hortal

Todos los derechos reservados

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *