Ésta es la segunda parte del artículo de la semana pasada. En ambas partes estamos analizando algunas de las resistencias (o frenos) más habituales que nos ponemos nosotros mismos sin darnos cuenta en el propio camino de autoconocimiento, desarrollo y sanación interna y externa.
En el artículo anterior, hemos analizado las siguientes resistencias:
- Priorizar lo «urgente»
- La superstición de la acción
- El peso de tu historia
Y en esta segunda parte, vamos a ver las siguientes:
- Los conocimientos «oficiales»
- Querer (o «necesitar») adaptarse
- El típico «ya lo sé».
Por supuesto, hay más, pero éstos me parecen los más importantes y habituales. Si crees que me dejo alguno importante, o tú identificas en ti otra resistencia muy arraigada, y distinta a ninguna mencionada, puedes contárnoslo en los comentarios de más abajo :).
¡Vamos con estas tres que he seleccionado!
4. Los conocimientos "oficiales"
Creerse estos conocimientos «oficiales» a pies juntillas y tenerlos interiorizados, es uno de los frenos más presente en la mayoría de las personas. Considerando el grueso de la población, claramente éste es un impedimento enorme para aprender a desarrollar el propio poder autosanador. Por eso, casi nadie recorre este camino. O, cuánto menos, aún es una pequeña minoría. Espero que ese número de personas que empiezan a interesarse y a contemplar la posibilidad de autosanarse y estar interesados en aprender a hacerlo, siga creciendo. (Así lo creo y para ello trabajo).
Por el momento, la mayoría de personas no se plantea ni se cuestiona las «verdades» formuladas por los organismos oficiales y que están movidos en el fondo por intereses económicos y de poder y control, más que por el bien real de los seres humanos.
Pero tú, que estás leyendo esto, formas parte de esa minoría. Sea al nivel que sea, tú te cuestionas la visión convencional de la salud física. Tú intuyes (o conoces) el poder que tienes para sanar y también el poder que tienes en general para sanar o dirigir tu vida. Y estás en el aprendizaje de ello.
Por eso mismo, te cuestionas a menudo lo que crees saber. Te cuestionas tu percepción, tus creencias, tu forma de contemplar la vida. Te la cuestionas para expandir tu visión y tus posibilidades. Para liberarte de cadenas que te han estado esclavizando hasta ahora de uno u otro modo. Y te felicito, de corazón, por ello.
Es cierto que cada vez es más popular y común esto del «desarrollo de la consciencia», pero seguimos siendo minoría. Y abrirte paso, volver a la autoobservación y el autocuestionamiento una y otra vez cuando todo a tu alrededor intenta distraerte, convertirte en víctima… En mero «espectador pasivo de tu propia vida»… Tiene su mérito. No olvides reconocerte eso de vez en cuando :).
Aún y así, es más que posible, que albergues en ti todavía una serie de «programaciones mentales» que te surgen automáticamente sin que te des cuenta, y que traban tu desarrollo y también tu sanación propia. Y es que hemos recibido un duro adoctrinamiento durante toda nuestra vida. Y lo seguimos recibiendo por doquier.
Así que es más que interesante que te cuestiones a menudo los conocimientos «oficiales» con respecto a la salud física y que apuntan «casualmente» (nótese la ironía) a favorecer los intereses económicos de la industria médica y farmacéutica.
Te recomiendo, pues, que te cuestiones constantemente los «axiomas» del paradigma convencional. Cosas como la determinación de la herencia genética; la exactitud de un diagnóstico médico; con más razón si cabe, cuestiónate cualquier pronóstico que te sentencie de una u otra forma… Y tantas y tantas «verdades» que no son tal.
Cuestiónatelo todo e investiga al respecto en fuentes «no oficiales». Escucha tu intuición y déjate llevar a llevar a menudo por ella. Confía en la capacidad de tu cuerpo para regenerarse y sanarse. No subestimes el poder del cuidado (físico, mental y emocional) constante y comprometido de tu salud.
En definitiva, cuestiona esas «verdades» que te son impuestas desde fuera y pasa cualquier duda o pregunta por el filtro de tu discernimiento.
POR EJEMPLO…
Te voy a poner un ejemplo real de hace unos días con un cliente en mi consulta.
LLevábamos una serie de sesiones trabajando el trasfondo interno de diferentes síntomas más o menos leves. Especialmente uno, que fue el que motivó el inicio de nuestro trabajo juntos. Este síntoma ha desaparecido rápida y fácilmente. Y hemos ido «tirando del hilo», observando patrones más profundos, más arraigados en la psique de esta persona y asociándolo con distintos síntomas que arrastraba desde hacía tiempo. Todo muy bien. Avanzando progresivamente en la toma de consciencia de los propios mecanismos internos, muchas veces saboteadores de su paz, de su evolución, etc.
Y, el otro día, al despedirnos, menciona, como quién no quiere la cosa, una operación que tiene pendiente. ¡No me había dicho nada al respecto! Le hice algunas preguntas, entre ellas, le pregunté por qué no me lo había comentado y por qué no aprovechaba las consultas para trabajar ese asunto. Y me dijo: «¿Pero tú crees que esto también puede mejorar trabajándolo de esta forma? Si en principio, esto solo se resuelve mediante intervención quirúrgica».
Es decir, para esta persona (alguien que conoce el poder del trabajo interno para acabar influyendo en el funcionamiento del cuerpo… Alguien que confía y usa esta metodología… Alguien que además lo ha experimentado en su propia piel…). Para ella, hay «excepciones». Había dado por hecho que ese asunto no era reversible de ninguna otra forma salvo la intervención quirúrgica. Ni siquiera se había planteado postergar la operación para intentar tratarla deforma interna. Ni tan solo se había preguntado la causa profunda de ese problema. ¡Ni siquiera me lo comentó!
Éste es un ejemplo claro de cuán asumidas tenemos algunas «verdades» propias del paradigma de salud convencional. Y esto, sin duda, nos limita en ese trabajo de desplegar nuestro poder autosanador y empoderarnos al máximo en este asunto de recuperar y mantener nuestro estado óptimo de salud. Es un freno claro que podemos ir superando con el propio cuestionamiento, la apertura mental, la experimentación, etc.
5. Querer (o "necesitar") adaptarse
Ser «normal». Adaptarse bien al entorno. Ser considerado uno más y que el resto nos acepte, es un impulso, hasta cierto punto, razonable y adaptativo. Sin embargo, y más en los últimos años, éste es un claro freno a la hora de seguir tu propio camino de desarrollo en general.
De manera bastante refleja, buscamos la sensación de pertenencia al grupo. Esto viene de un instinto de supervivencia animal que lleva a los individuos de diferentes especies, a unirse en manada, de forma que estén más protegidos dentro de ella. Y los humanos, como especie que también cuenta con un repertorio de reacciones instintivas y de supervivencia, también lo hacemos.
Sin embargo, a mi entender, el ser humano es más que un animal destinado a obedecer sus instintos. Y es que dispone de un intelecto y de la consciencia de sí mismo. Además, o como parte de esto mismo, tiene en su interior «una chispa divina». Tiene en su interior; aunque muchas veces oculta, una sabiduría superior, que va más allá de su «humanidad».
Puede que haya personas a las que esto les resulte muy abstracto, excesivamente «esotérico». Y, desde el planteamiento puramente materialista, como no puede demostrarse, duden de su existencia. En lo personal, sé que esa esencia permanece en el ser humano, aunque la mayoría de las veces sea de forma latente.
Y lo sé porque lo he experimentado. He tenido multitud de experiencias extrasensoriales. Conexiones y comprensiones espontáneas difícilmente explicables desde lo racional. Además, mi experiencia coincide con muchas de las teorías espirituales que he leído u oído. También con la experiencia de otros.
Volviendo al tema… Creo que llega cierto punto en el desarrollo del ser humano en el que necesita abandonar al «rebaño» y recorrer cierto tramo del trayecto de su vida en soledad. Para poder viajar hacia su interior y, descubrir en él, esa sabiduría, ese entendimiento, esa confianza… Que va más allá de la experiencia material humana y que le va a ayudar a desplegar un poder de creación de realidad, de capacidad autosanadora y de superación de los propios límites, que no tiene parangón con nada que haya vivido siendo una persona «perfectamente adaptada a la masa inconsciente».
Así pues, llega un momento en el que necesitas soltar el camino establecido para poder descubrir horizontes extraordinarios.
POR EJEMPLO…
Una persona que inicia, de uno u otro modo, su camino de autosanación. Intuye, por sí sola o a raíz de tener acceso a cierta información, que lo que le sucede a nivel físico tiene algo que ver con sus conflictos internos no resueltos. Busca información, la encuentra y se dispone a aprender. Empieza a observarse en profundidad, a reflexionar, a cuestionarse creencias y patrones de pensamiento y conducta… Consigue ciertos resultados. Sin embargo, no se atreve a compartir lo que está descubriendo con las personas de su entorno, por miedo a que la traten de «loca».
Entonces, en algunas conversaciones, oculta esta información. Y hace como que sigue viendo las cosas como antes; como la persona o personas con las que está hablando. Por ejemplo, presenta un síntoma físico equis, lo comenta, y sus amig@s le transmiten su preocupación, su alarma. Poco menos que le dan el pésame y le insisten en que vaya al médico corriendo, etc. Resumiendo, enfocan la situación con miedo y la ven a ella como a una víctima.
En su fuero interno, ella ya ve otras posibilidades, sabe que ese síntoma no es tan grave, a pesar de lo que dice la «sabiduría popular» y que depende de ella deshacerlo. Sin embargo, les sigue la corriente para no tener que dar demasiadas explicaciones.
Es un comportamiento lícito. Y a veces es lo más práctico. Pero, desde luego, tiene sus riesgos.
Y es que es muy posible, que aunque, en su interior, esté aflorando un paradigma nuevo, esta conversación le arrastre un poco a la perspectiva de antes; a esa energía. Y la inercia haga de las suyas. Especialmente si aún no tiene la nueva percepción de las cosas muy arraigada en su psique. Y empieza a dudar de su nueva visión. Además, actúa cómo le dicen: Va al médico corriendo, se trata según lo convencional… Todo esto hace que su nueva visión se tambalee. Y entra en confusión.
Esto ralentiza el desarrollo de su poder autosanador. Ya que su mente es la que acaba dando las órdenes a su cuerpo.
En definitiva, está frenando su autosanación y la expansión de su consciencia en general.
Y no puede ser de otro modo, porque el desarrollo de dicho poder, arranca, precisamente, a partir de la fe sólida de la persona en éste mismo. Y este comportamiento muestra la debilidad de esa fe; de esa confianza.
(Este ejemplo también está basado en situaciones reales que han compartido conmigo varios clientes a lo largo del tiempo).
6. EL típico "ya lo sé"
Esto es muy frecuente. A veces sutil.
Y es especialmente frecuente en las personas con cierta trayectoria «espiritual» y «consciencial» en su haber. O con muchos conocimientos técnicos.
Han «registrado» cierto conocimiento a nivel racional y/o teórico y dan por hecho que ya lo tienen asumido. Entonces, cuando alguien se lo menciona, no le prestan especial atención. O no se abren a descubrir en su interior cierta programación, o inercia, que contradice el conocimiento en cuestión.
Esto es claramente un freno en la expansión de la consciencia y, por consiguiente, en el camino de autosanación. Y es también una defensa «egoica» inconsciente para seguir funcionando del mismo modo en que lo han hecho hasta ahora. De seguir en su «zona de confort».
POR EJEMPLO…
Una persona que está haciendo terapia porque siente un bloqueo en algún área específica de su vida. Se da cuenta de que, una y otra vez, repite una situación. Su conocimiento y experiencia le permiten darse cuenta de que esa repetición de situaciones en su vida, es su única responsabilidad. Por ello se dispone a trabajarlo.
Sin embargo, cuando el terapeuta le indica alguna explicación de lo que está sucediendo, o le sugiere alguna posible «solución», lo identifica rápidamente como «conocido» porque ya lo ha aprendido a nivel teórico. Lo ha escuchado y leído en multitud de ocasiones. O incluso, puede que lo haya puesto en práctica en cierto nivel y en cierto asunto. Por lo tanto, rápidamente, da por hecho que eso ya lo tiene «superado».
Y dices cosas tales como: «Sí, esto ya lo sé». O… «Sí, esto ya lo he trabajado».
A veces, sucede que esto es un impedimento, porque ese «ya lo sé» en su mente, actúa como obstáculo para un aprendizaje más profundo. Hace que su mentalidad no se abra a una mayor comprensión, a una revisión exhaustiva y honesta de sus propia «programación mental» inconsciente, aún vigente en cierto grado.
(De hecho, esto pertenece a la etapa de «Incompetencia Inconsciente» de la pirámide de las competencias que mencioné en este artículo).
Así pues, puede ser que la persona haya hecho cierto «trabajo» al respecto, pero puede ser que le falte aún integrarlo de forma más honda o contundente. O lo tiene asumido en algunos asuntos pero le cuesta aplicarlo en otros.
Esto lo vivo a veces en consulta. Por lo general, aunque es cierto que una persona ya «trabajada», con cierto nivel de consciencia, puede prosperar más rápidamente que alguien que esté empezando, tiene este hándicap. Y, aunque haya llegado a cierto nivel de consciencia, le cuesta más que a otros seguir avanzando.
Así que la humildad, el cuestionamiento constante y genuino es necesario cuando te dispones a seguir ampliando tu consciencia.
La próxima semana...
Escribiendo este último artículo, me han dado ganas de desarrollar en mayor profundidad, una de las resistencias y hacer un artículo completo para analizarla:
Y es la número 5: Querer (o más bien necesitar) adaptarse al colectivo al que pertenecemos.
Teniendo en cuenta los tiempos actuales, y la «presión de grupo» descomunal ejercida sobre las personas de todo el mundo para que pase por el tubo de lo que se ha estipulado como la mejor (única) opción para ser una «persona responsable y solidaria»… Y teniendo en cuenta que las medidas «recomendadas» atañen a nuestra salud física… Hablaremos de esto la próxima semana :).
Hablaremos de esa necesidad de ser «normal», y de cómo trascenderla cuando ello implica sabotear tu bienestar, tu libertad o tu propios principios.

¿Te apetece comentarme tus resistencias? ¿O hacer cualquier observación al respecto de este tema? ¡Me encantará leerte! ¡Déjame tus comentarios más abajo!
¡Un abrazo grande y hasta la próxima semana!

Hola, Cristina.
Me llamo Oscar. Vivo en México. Siempre me ha sucedido esto: tengo que volver a empezar. Por ejemplo: si voy al gimnasio solo lo hago dos meses… Me pongo el pretexto de que me voy a enfermar porque ya empezó la época de frios porque he sufrido mucho de la garganta, tu sabes, tu sabes, tos, fiebre, estar en reposo y demás. Si aprendo un nuevo idioma, me pongo el pretexto de que «Para qué me va a servir», y lo dejo un tiempo… Y vuelvo a empezar.
¿Qué me puedes aconsejar?
Hola Oscar.
Te entiendo. Es una resistencia también o una forma de sabotaje. Hay distintos modos de abordarlo. Pero en general, como una premisa sencilla que puedo darte es que empieces a observar lo más fría y neutramente posible (sin juicios y pero sin creerte tu propio discurso; solamente observando lo más «crudamente» posible) lo que sucede en tu mente. Desde que inicias algo, los motivos que te llevan a hacerlo, desde que energía lo haces, etc. hasta que acabas dejándolo. Observar qué te lleva a iniciar y qué te lleva a abandonar. Hay podrás observar claves y dinámicas interesantes. Por ejemplo, puedes darte cuenta de que ya empiezas por los motivos «equivocados», y no tienen suficiente fuerza para mantener esa actividad cuando se va diluyendo el entusiasmo inicial, o cuando aparece algún obstáculo aparente (como lo que mencionas del frío). O puedes darte cuenta de que, aunque una parte de ti quiera hacerlo, hay otra parte inconsciente que lo ve como una amenaza por algún motivo. No tiene por qué ser real, pero al ser inconsciente, no puedes distinguirlo y «reconducirlo». De ahí la importancia de observar con honestidad y sin juicio tu propio discurso interno. De este modo, puedes tomar consciencia de esas creencias o programaciones ocultas. Y ello mismo ya empieza a hacerles perder fuerza. Muchos ánimos. Un abrazo.
Hola,
Me siento muy identificada con la resistencia que planteas sobre la necesidad de adaptarse al grupo. En estos tiempos ha sido un gran conflicto para mi y aunque tengo bastante claros mis principios me he llegado a sentir muy mal por no opinar como el resto, al punto de llegar a sentirme muy angustiada. Realmente me siento muy fuera de todo grupo y en muchos momentos me pregunto que tipo de creencia me lleva a sentirme así. Trato que no me afecte ese echo y seguir mi camino según mis convicciones pero al final claudico y me adapto, aunque eso tampoco me hace sentir bien porque no es lo que vibra conmigo. Me voy dando cuenta de ello pero realmente está siendo una lucha interna. Aún me queda mucho camino por recorrer.
Gracias por tus articulos ?
Hola Mari
Muchas gracias por tu sincero comentario. Y te entiendo, creo que muchas personas que puedan leer este blog o que, en general, tengan sensibilidad y afinidad por la búsqueda espiritual, por cuestionarse todo buscando qué hay de «verdad» en cada «rincón» de la vida, te entenderán también. Muchos de nosotros, cada uno a su modo y en su grado, nos hemos sentimos fuera de lugar ante una sociedad con una «normalidad» muy marcada en la que no encajábamos. Ahora, cada vez es más fácil entender que eso no es malo. Que es un signo de cuestionamiento, inteligencia, coraje, genuinidad. Y hemos lidiado con esa dificultad pero, al mismo tiempo, ésta ha sido una especie de entrenamiento de fortaleza interna. Muchos estamos agradecidos de ese proceso. (Yo, por ejemplo).
Sin embargo, mientras estás «ahí», es un puñetero «desierto». Lo sé. Y aparecen mil dudas, el propio cuestionamiento se te va de las manos y ya no sabes si es que tendrás una especie de «tara» muy grave. Solo puedo intentar transmitirte confianza, arrojo. Tú sientes como sientes y está bien. Escúchate y «cambia» o reconduce solamente aquello que eliges cambiar libremente; para «encajar» mejor dentro de ti. En ningún otro «lugar».
Mucha fuerza. Estoy por aquí si necesitas cualquier cosa :).
Hola Cristina, m gusta mucho la información q nos brindas m es d gran ayuda.
Gracias ?
Lo celebro, Silvia! Un abrazo grande!
Hola, Cristina. Encantada de saludarte. Tenemos bastantes cosas en común, a nivel de enfermedad, de proceso, de reflexiones, de trato con médicos…y hasta de nombre.
Intento contactar contigo por si me puedes ayudar.
Ya rellené un formulario, pero hace muchos días y me extrañó no recibir respuesta aún.
Quizá vayas con retraso, tengas resaca del post-congreso o andes muy cansada. Lo entiendo, qué locura escuchar tan seguido, organizar todo…menudo estrés.
También me encantó que dejaras tiempo extra para ver todo, una semana más;…además de que las ponencias no caducaban a las 24h como en otros congresos. Un detallazo que te agradezco porque no daba tiempo, ni puedo estar tan seguido con el ordenador.
Espero que esté bien y que me contactes cuando puedas. Gracias
Un abrazo de corazón,
Cristina Estopà (Tfno 657 609 079)
Me ayuda mucho lo que escribes Cristina e identifico parte de esas resistencias en mi, hasta yo misma me veo a veces con ese miedo de «qué van a decir cuando diga que me puedo sanar yo misma o que puedo manejar mi energía» o cuando cuento alguna experiencia extra no sé qué, porque tampoco sé cómo llamarla. Y el caso es que me enfoco en el miedo en vez de darle validez a mi experiencia!! Gracias por hacer hincapié a estas fugas en lo que se trata la propia autosanación. Un abrazo
Diana
Hola Diana, querida! Qué gusto leerte por aquí!
Justo el otro día pensé en ti al respecto de algo parecido a lo que compartes… En consulta, una persona me planteaba también un poco esta vicisitud y recuerdo que a ti también te había sucedido: Esa sensación de avanzar en otro modo de ver el mundo, ir asumiendo la responsabilidad de nuestras creaciones (corporales y más), entender y usar ese poder… Y, al mismo tiempo, darte cuenta de que eso te aleja cada vez más del paradigma convencional, del modo de vivir de la mayoría y, en consecuencia, también de esas personas, en algunos casos. Y entonces se activa el miedo social de no estar bien adaptado al entorno, de no ser comprendido… Todo eso es una fase natural en este camino.
Yo, desde luego, también lo he pasado. Pero mientras más convencido estás, mientras más evidencias vas experimentando… Vas comprendiendo que esa visión debe expandirse, no esconderse… Que va a ser de ayuda para otros. Y esa expansión es hermosa. ¡Y tú puedes ser partícipe!
Ya basta de adaptarnos a un paradigma ciego solo porque es mayoritario; solo por la contundencia (a veces, incluso agresividad) del necio que se cree en la verdad absoluta.
¡Ánimo, fuerza y confianza! Los últimos serán los primeros! Estamos en tiempos clave de cambio de paradigma.
Además, el empezar a expresar tu forma de verlo sin miedo y con firmeza (sin imponer nada ni juzgar al que no comparte tu visión) te va dando «rodaje». Cada vez lo harás más segura y de modo más natural. Irás encontrando las palabras, las argumentaciones… Y esto, a su vez, te servirá para afianzar más en ti el conocimiento (y el dominio) de ese poder.
Abrazos grandes, bella!